Hasta hace poco, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) se asociaba principalmente con niños en edad escolar, particularmente aquellos que parecían incapaces de quedarse quietos en clase y solían meterse en problemas. Sin embargo, hoy en día, el número de diagnósticos de TDAH está aumentando en todos los grupos de edad, con un crecimiento notable entre las mujeres jóvenes y de mediana edad. Este cambio de percepción y aumento en diagnósticos plantea preguntas importantes sobre cómo nuestra sociedad entiende y aborda el TDAH, especialmente en entornos escolares y laborales.

¿Qué es el TDAH y cómo afecta a la población en España?

El TDAH es una condición neurológica caracterizada por dificultades en la atención, impulsividad y problemas para organizar la vida cotidiana. Estas características no son exclusivas del TDAH, ya que también pueden estar presentes en otros trastornos del desarrollo como el autismo o la dislexia. En España, se estima que el 3-5% de los niños y adolescentes presentan síntomas compatibles con el TDAH, según datos de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental. Sin embargo, las estimaciones sobre la prevalencia real varían, y el número de diagnósticos sigue aumentando en adultos, especialmente en mujeres que fueron pasadas por alto durante su infancia.

Un aspecto interesante del TDAH es que, al igual que otras características humanas, sus síntomas se presentan en un espectro. Esto significa que, aunque algunas personas requieren tratamiento intensivo para manejar su condición, otras pueden encontrar que sus síntomas son más leves y solo representan un problema en entornos que no se adaptan bien a sus necesidades particulares. Como señala una revisión en la Revista de Psiquiatría y Salud Mental en 2020, el TDAH no es simplemente una condición médica que "se tiene o no se tiene", sino que sus características pueden variar ampliamente entre individuos y contextos.

Rompiendo con el paradigma binario de diagnóstico

Tratar el TDAH como una condición que una persona tiene o no tiene implica varios problemas. Primero, este enfoque contribuye a que los sistemas de salud se vean sobrecargados. Las listas de espera para evaluaciones de TDAH en el sistema de salud público en España pueden durar meses, lo que deja a muchos niños, jóvenes y adultos en espera de un diagnóstico o tratamiento. Además, el sistema educativo también está bajo presión, ya que los estudiantes con necesidades específicas de aprendizaje requieren adaptaciones que no siempre están disponibles.

El segundo problema de esta visión binaria es que, al tratar el TDAH como una disfunción que necesita ser "arreglada", se desperdicia un enorme potencial humano. Las personas con TDAH a menudo encuentran agotador el esfuerzo por encajar en estructuras que no reconocen ni valoran sus habilidades y su forma particular de interactuar con el mundo. Como consecuencia, es común que desarrollen ansiedad, depresión o problemas de autoestima, afectando negativamente su calidad de vida y rendimiento. Estudios recientes sugieren que este enfoque binario no es respaldado por la ciencia. En lugar de intentar “normalizar” a las personas, la investigación apunta a que es más sensato —y en muchos casos, más económico— adaptar el entorno a la neurodiversidad de cada individuo (Biederman & Faraone, 2005).

Un enfoque más inclusivo en el ámbito escolar y laboral

En lugar de seguir tratando el TDAH como una disfunción que requiere corrección, es momento de explorar estrategias para adaptar nuestros entornos escolares y laborales a la diversidad cognitiva. Un buen ejemplo en España es el proyecto “Aula Diversa” en algunos centros escolares de Andalucía, donde se capacita a los profesores para evaluar y entender el perfil neurodiverso de cada estudiante, sin que necesariamente requiera un diagnóstico formal. Estas evaluaciones permiten a los educadores identificar fortalezas y áreas de apoyo en los estudiantes, promoviendo métodos de enseñanza que favorecen la participación activa de todos.

Este tipo de enfoque no solo beneficia a los estudiantes con TDAH, sino a todo el alumnado. Por ejemplo, organizar las clases de manera que alternen actividades en grupo con trabajo individual, y permitir el movimiento o la flexibilidad de asientos, puede ayudar a reducir la distracción en estudiantes con TDAH sin necesidad de excluirlos o etiquetarlos. Asimismo, los resúmenes de clase en formato de puntos clave y el acceso a áreas tranquilas son herramientas que pueden beneficiar tanto a estudiantes neurodiversos como neurotípicos.

En el ámbito laboral, algunas empresas en España están comenzando a implementar políticas que permiten horarios de entrada flexibles o espacios de trabajo silenciosos para sus empleados neurodivergentes. Estas adaptaciones, aunque sencillas, tienen un impacto positivo en la productividad y bienestar de los empleados con TDAH, ya que les permiten organizar su jornada laboral de acuerdo con sus necesidades específicas. Estudios en el campo de la psicología organizacional, como el realizado por Bell y Kozlowski (2002), han demostrado que entornos de trabajo adaptativos no solo reducen el estrés y la ansiedad en trabajadores con TDAH, sino que también aumentan su compromiso y rendimiento.

Cambiar la cultura para abrazar la neurodiversidad

La implementación de adaptaciones no se limita a recursos materiales o ajustes en el entorno; también implica un cambio cultural. Para que la sociedad sea verdaderamente inclusiva, es fundamental que todos comprendamos la neurodiversidad como una variación natural del funcionamiento humano. Una mayor comprensión sobre el TDAH y otros perfiles neurodiversos reduciría el estigma en las escuelas y lugares de trabajo, y podría ayudar a los líderes y gerentes a entender que las personas neurodivergentes a menudo tienen habilidades excepcionales en áreas especializadas.

Por ejemplo, algunos empleados con TDAH pueden ser brillantes en tareas que requieren creatividad y capacidad para pensar de forma no convencional, mientras que pueden tener dificultades con tareas repetitivas o de alta organización. Reconocer y aprovechar estas diferencias puede ser beneficioso tanto para los empleados como para las organizaciones, y un sistema de trabajo que se enfoque en las fortalezas individuales y delegue adecuadamente puede transformar las dinámicas laborales.

De la intervención médica a la adaptación ambiental

En conclusión, en lugar de aumentar las citas médicas y los diagnósticos, parece más útil centrar los esfuerzos en crear entornos inclusivos que permitan que cada persona florezca según su perfil cognitivo único. Abrazar la neurodiversidad no solo es beneficioso para aquellos diagnosticados con TDAH o condiciones similares, sino que también fortalece a la sociedad en su conjunto al valorar la diversidad y fomentar un entorno en el que todos puedan aportar sus mejores habilidades.

Este cambio de paradigma, lejos de ser un simple ajuste, representa una oportunidad de crecimiento para todos. Desde una perspectiva científica y humana, adaptar nuestros entornos a las necesidades de cada persona es una inversión en el futuro y en el potencial de cada individuo. En última instancia, construir una sociedad inclusiva y adaptable no solo ayudará a las personas con TDAH a alcanzar su máximo potencial, sino que también nos permitirá a todos vivir en un entorno más comprensivo y flexible.

Referencias

  • Biederman, J., & Faraone, S. V. (2005). Attention-deficit hyperactivity disorder. The Lancet, 366(9481), 237-248.
  • Bell, B. S., & Kozlowski, S. W. (2002). Adaptive guidance: Enhancing self-regulation, knowledge, and performance in technology-based training. Personnel Psychology, 55(2), 267-306.