Probablemente no podremos saber nunca a qué velocidad pasa el tiempo. Los mejores filósofos de todas las épocas, desde la Antigua Grecia hasta los pensadores más rabiosamente actuales (¿queda alguno?) han dedicado muchas páginas al problema del tiempo para seguir con la misma ignorancia inicial. No sabemos qué es el tiempo.
Pero si sabemos que pasa rápido cuando nos estamos divirtiendo y muy lentamente cuando estamos sufriendo. Todos lo experimentamos de manera similar. Y aquí si que estamos avanzando, porque uno equipo de neuro científicos de la George Mason University han publicado un estudio en la Nature Human Behavior que arroja alguna luz sobre el tema.
Hasta ahora se pensaba que el tamaño influía en la percepción del tiempo. Por ejemplo, si alguien veía una serie de números durante tiempos iguales, tenía la impresión que los números mas elevados estaban siendo mostrados durante más tiempo.
Lo que el nuevo estudio parece mostrar es que la percepción del tiempo se estira en función del tiempo que nuestro cerebro necesita para procesar las imágenes que está recibiendo. Cuanto más trabajo necesita para procesar la imagen, más rápido pasa el tiempo. Si vemos un almacén vacío durante un minuto, el tiempo parece eterno respecto a ver ese mismo almacen abarrotado de miles de productos diferentes.
No es sorprendente. De alguna manera da un soporte científico a lo que todos sabemos. Tener la mente ocupada es la mejor manera de que el tiempo pase rápido. No importa con qué. Pero lo importante es que nuestra mente esté activa para que el tiempo pase rápido y no caigamos en el aburrimiento, que muchas veces es el primer paso hacia ver problemas donde en realidad no los hay.