La palabra soledad deriva del latín solitas, que se refiere a la cualidad de estar sin nadie, es decir, solo. Podemos diferenciar dos vertientes interpretativas, la primera se refiere a la circunstancia objetiva de la carencia de compañía. Esta situación se puede producir por innumerables causas, ya sean voluntarias o involuntarias. Puedo estar solo porque me recluyo en mi casa o me voy a hacer una travesía por el desierto, pero también puedo estar solo porque me recluyen en una prisión en régimen de aislamiento o porque como en el reciente caso de la pandemia las autoridades impedían la relación con otras personas.

 

Pero hay otra vertiente que nos interesa más en misike, y es el sentimiento de soledad. El diccionario de la RAE la define como “pesar y melancolía que se sienten por la ausencia, muerte o pérdida de algo”. Y aquí ya vemos diferencias muy significativas. No es necesario estar solo, curiosamente la soledad no es causa necesaria de la soledad, sino que podemos estar en contacto con muchas personas pero sentirnos solos porque nos falta alguien en concreto. Esta ausencia puede ser temporal, pero también definitiva. Y también puede ser causada por la pérdida de algo que para nosotros era importante. Es un sentimiento relacionado con la melancolía, la tristeza, la añoranza, la nostalgia…

 

Los sentimientos tienen una funciónadaptativa, son mecanismos que nuestra mente y nuestro cuerpo utilizan para regular nuestra relación con el entorno. Por ejemplo el miedo es una manera de evitar determinados peligros y por lo tanto contribuye a nuestra supervivencia.Pero todos los sentimientos tienen una cara negativa, que aparece cuando no somos capaces de gestionarlos de manera adecuada e impactan negativamente en nuestra vida. Así sucedería si el miedo nos impide salir de casa “por si pasa algo”.

 

El sentimiento de soledad no es malo. Todos nos sentimos solos en determinados momentos de nuestra vida. Pero tiene una versión muy dañina que puede acabar derivando en una patología. Las fronteras no son claras, varían según cada persona. Hay personas que son capaces de gestionar muy bien sus sentimientos. En el caso de la soledad incluso se ha desarrollado a lo largo de la historia una vertiente creativa que ha dado desde palos del flamenco (soleá) hasta obras maestras de la literatura (las Soledades de Góngora). Pero hay personas a las que el fallecimiento de un ser querido o una ruptura sentimental les hacen sentirse muy solos, muy tristes, más solos, más tristes… y entran en una espiral con nefastas consecuencias.

 

¿Cómo gestionar bien la soledad? No hay ninguna receta mágica. Como hemos visto, no basta con estar rodeado de gente.Con que falte una sola persona te puedes sentir solo. Hoy en día estamos más “comunicados” que nunca. Y sin embargo la soledad no deseada es una pandemia silenciosa.